Dispositivos: inteligentes Usuarios: no tanto

Los Smartphones se han adherido a nosotros de una manera desmesurada, para nadie es un secreto el hecho de que los hemos normalizado en nuestras vidas a tal punto de que es lo primero que vemos al levantarnos y en muchos casos lo último que revisamos antes de ir a dormir. Dependemos de ellos tanto como una persona con problemas de visión depende de sus lentes. Los dispositivos móviles han pasado de ser simples herramientas capaces de cumplir funciones muy específicas (realizar llamadas, enviar mensajes de texto), a ser prótesis o extensiones de nosotros mismos.

«El hombre es un ser social por naturaleza» (Aristóteles, siglo IV a.C)

Entendiendo los dispositivos móviles de tal manera, siento que dentro de las sociedades humanas se ha llegado a hiperbolizar lo citado anteriormente gracias al factor de la comunicación digital. Sin embargo ¿Qué tan pertinente es ser excesivamente social en pleno siglo XXI? Y más aún digitalmente…

La respuesta que le habría dado a esa pregunta hace unos días sería depende… depende del nivel de alfabetización digital con el que cuenta el usuario, la cual en la actualidad es un tema preocupante y de controversia ya que hay personas con un alto nivel de alfabetización (como lo son los nativos digitales) y otras no tanto (como los inmigrantes digitales), los cuales son vulnerables a engaños, estafas y otros tipos de vulneraciones en lo digital. Entendiendo la alfabetización digital –en pocas palabras, claro está- como el nivel de comprensión que tienen las personas o usuarios sobre: códigos lingüísticos, hardware y software.

No obstante, no estoy escribiendo en el momento en el cual -con base en mis conocimientos- habría profundizado en la importancia de la alfabetización digital. Escribo esto unos días después de haber visto la película Snowden y de haber leído un poco respecto al caso (ver documental Citizenfour para comprender mejor el caso Snowden). Por lo tanto, mi respuesta es que no importa qué tanta información reveles en tus redes sociales, qué tan bien configurada tengas la privacidad de tus contenidos, qué tan cauteloso seas con quién tiene acceso a tu celular, a tus conversaciones, entre otras.

Lo que acabo de plantear difiere un poco con el título de esta entrada, pero conocer el caso de Snowden cambió la perspectiva que tenía de la privacidad en el siglo XXI. Lo que Snowden expusó logró frustrarme e incluso asustarme:

«Argumentar que no te importa el derecho a la privacidad porque no tienes nada que esconder es lo mismo que decir que no necesitas el derecho a la libre expresión porque no tienes nada mejor que decir» (Snowden, 2015)

  • Me frustró por el hecho de que esto haya ocurrido y que haya salido a la luz no quita la posibilidad de que no vuelva a ocurrir o de que esté ocurriendo mientras escribo esto.
  • Me asustó porque hay personas que se pensaron esto desde mucho antes, que lo predijeron por así decirlo. Teóricos como Foucault o como Deleuze que trabajaban aspectos directamente relacionados a este como lo son las relaciones de poder.

Foucault alguna vez mencionó que el poder no se ejercería de una manera institucional para siempre; y es lo que se evidencia con casos como este. Esto es un claro ejemplo de cómo hemos pasado de vivir en sociedades disciplinarias y de encierro, a vivir en sociedades de control; donde nos controlan sin que sepamos, donde nos manipulan y vigilan sin enterarnos. Todo esto gracias a la misma tecnología que consumimos (dispositivos móviles, ordenadores, entre otros).

Finalmente solo queda decir que me preocupa vivir en un mundo donde los usuarios no poseen la autonomía o no se encuentran con la capacidad de decidir qué mostrar o qué no, porque existen no solo personas (hackers), sino también organizaciones como la CIA y la NSA -Organizaciones gubernamentales, que es aún más preocupante- que irrumpen en nuestros dispositivos sin ser vistas. Todo esto, a personas de todo el mundo, no solo a la nación donde militan o de la cual deben preocuparse (EEUU).

Remake

Para la primera publicación del Copyblog he decidido, más que copiar, recrear; partiendo de la siguiente premisa: «La originalidad es la vuelta a los orígenes» (Gaudí). Seleccioné tres fotos de personajes famosos (Steven Tyler, Tony Hawk & Joey Ramone) y posteriormente las recreé. Cabe destacar que en dos de ellas usé un modelo poco convencional (el señor Zafiro) el cual, al igual que los famosos mencionados anteriormente, no tiene idea que está siendo usado para un blog en la plataforma WordPress.

Mi mayor referente para este «Remake» Fue el documental: RiP! – A Remix Manifesto publicado en 2008. El manifiesto se divide en cuatro momentos o puntos clave, no obstante, esta publicación se tratará desde el punto de vista del primer momento, el cual dice lo siguiente: «Culture always builds on the past.» (La cultura siempre se construye a partir del pasado.»

Mis fotos no son originales ni llamativas, incluso los títulos de las mismas son alusiones a las obras de estos famosos. Tanto yo, Esteban Villegas, como los fotógrafos y modelos de las fotos recreadas, contamos con algo llamado referentes. Finalmente, retomo la premisa mencionada en el primer párrafo, esa que dice que la originalidad consiste en volver a los orígenes de las cosas. Lo cual permite resaltar la importancia de las mismas, contarlas de otra forma, con otra perspectiva e incluso contar algo más a partir de las mismas.